Han sido 17 años de carrera futbolística, un sinfín de
partidos, numerosas concentraciones, viajes, hoteles, estadios, etc. Hoy me
desperté y lo primero que pensé fue: Qué me ha motivado a ser constante durante
todo esta carrera profesional, y más aun, desde los 6 años que vengo jugando
futbol y que mi vida ha girado en torno a este deporte?
Muchas personas afirman que la motivación es externa.
Depende de factores externos para sembrar esa fuerza interna para realizar
eventos extraordinarios.
Para mí, esa fuerza interna nace por decisión propia. No
necesito que un estadio este lleno como para correr más. No necesito que
alguien me transmita positivismo para yo mover mis pies e ir en búsqueda de lo
que quiero. Respeto a los motivadores, respeto el contenido que quieren
transmitir y no lo niego, muchas veces he aplicado esos conceptos para
enriquecer los conceptos e ideas internas que manejo. Soy proactivo y positivo
en las actividades motivacionales, pero me parece inconcebible que mi
motivación dependa de eventos externos.
De igual manera, esa misma motivación es la que me empuja a
soportar los momentos adversos que he tenido durante mi carrera y mi vida
personal. Es ese deseo de dar lo mejor de mí, de aprovechar el talento que Dios
me otorgó al momento de nacer. Yo lo veo como la única manera de agradecerle
por dicho regalo, el aprovecharlo al máximo y ser fuente de inspiración para
los demás.
Un día, mi entrenador en Antigua GFC me compartió un
comentario que hizo un jugador de beisbol cuando le preguntaron qué lo motivaba
a dar su 100% en cada partido, y el contesto:
“El saber que en las gradas puede haber un niño, que me vea
por primera vez, y yo sea inspiración para su vida.”
Algunos le llaman profesionalismo, otros integridad en lo
que se hace, yo lo llamo PASION…