16 años de carrera profesional y muchos aprendizajes son los
que he tenido durante este largo camino. En este momento en mi carrera, es
cuando mas claro veo las cosas. No solo en cuestión de lectura del juego, si no
también de los diferentes factores que no propician que el futbol guatemalteco
se desarrolle como debiera y como todos esperamos que se de.
Cada partido que veo de Liga Nacional y de Primera División
no es más que una prueba fiel que estamos operando con lo mínimo de condiciones
en todas las áreas de nuestro bendito futbol.
Llego a mis manos un documento que detalla la estrategia del
Real Madrid en cuestión de mercadeo. Su principal argumento es el poder llevar
a un partido de futbol a competir con cualquier espectáculo (hablando de
teatro, cine, etc.). Lo lograron, alcanzando la excelencia en: Mejoras al
Estadio Bernabéu, contratación de los mejores jugadores del mundo, trabajo
consciente en sus divisiones menores, explotación del mercadeo del equipo y de
sus jugadores.
Es aquí donde, a mi opinión, entra en juego el control de
calidad en todas las áreas en un equipo de futbol. Con esto no digo que todos
los equipos deben ser como el Real Madrid, obviamente hay factores que pocos
equipos en Guatemala cuentan así como cuenta el Real Madrid. Hablemos de la
historia, los títulos conseguidos, su afición, el ingreso monetario gracias a
los socios del club, su infraestructura, el poder económico de su afición, etc.
Pero si podemos adaptar la mentalidad con la que los presidentes que han
desfilado por el Real Madrid, han actuado.
Si analizamos los estadios en el futbol guatemalteco, son
pocos los que cuentan con las condiciones mínimas para que la afición presencie
un partido de manera cómoda. No digamos el campo de juego. En lo países
desarrollados, futbolísticamente hablando, el terreno de juego es casi perfecto
proporcionando la mejor base para que un futbolista pueda hacer sus actividades
de manera efectiva. La seguridad en los mismos es un factor primordial por el
cual muchos aficionados han dejado de asistir a los estadios del futbol
nacional. La creación de agrupaciones violentas llamadas porras o barras bravas
son un cáncer en los cimientos de nuestro deporte. Gente que no hace mas que
descargar su negativismo, frustración y resentimiento no logra mas que
contagiar a un ambiente donde en los años dorados, rojos y cremas podían
convivir para ver un partido de futbol. Los jugadores, su scouteo y
contratación, no se cuenta con un mínimo de requisito para la práctica del
deporte en nuestro país. Hablo de mediciones físicas, técnicas y tácticas
sumando también el área psicológica. He visto por tv a un par de jugadores
cuyos cuerpos no reflejan el profesionalismo con el que deben regirse para
poder llevar a cabo la actividad física y futbolística idónea para realizar una
eficiente practica de futbol. De igual manera toco el tema de la técnica. Para
que los equipos de futbol ofrezcan un mejor espectáculo, es necesario que los
jugadores y técnicos comprendan que cada partido debe jugarse para ofrecer un espectáculo de alta calidad.
Que se forme ese vínculo entre los resultados y la satisfacción de la afición.
El día de ayer me toco jugar semifinales en el estadio de la
localidad de la Nueva Concepción, en la liga de ascenso. El campo de juego no
era malo, ofrecía lo mínimo para una buena práctica del deporte y así poder
ofrecer un espectáculo agradable para la afición y digno de una ronda
semifinal. Los camerinos, un desastre. Era como estar dentro de un sauna, lleno
de zancudos que no hacia mas que preocuparnos ya que podíamos contraer dengue.
Los baños inutilizables, no pudimos bañarnos, etc. Los graderíos, con lo mínimo
para que la gente llegase, se sentase y pudiera ver el partido. Las condiciones
de seguridad, nulas. Y esto es así no solo en cada estadio de la liga de
ascenso, sino mas tristemente en estadios en liga nacional.
Este es solo un pincelazo de lo que, a mi parecer, la
federación de futbol debe hacer. Y más aun, la liga nacional junto a cada uno
de los equipos de futbol debería asignar recursos para el desarrollo de estas
estrategias. No es solo optar por ser directivo y llenarse la boca con ese
titulo. Es llegar a esos puestos y ofrecer una alternativa de solución a este
enorme problema, que no es de ahora, si no que viene desde los inicios de nuestro
futbol. Han desfilado miles de directivos, en equipos, ligas y federación y
ninguno ha demostrado un interés genuino por velar en cubrir estos requisitos y
propiciar un alza en el nivel de nuestro deporte.
Mucha gente busca explicaciones del porqué no transcendemos
a nivel internacional. Mi respuesta es que los años en que el futbol
guatemalteco pudo y consiguió logros a nivel internacional, fue cuando la liga
nacional contaba con un alto nivel de competencia. Había buenos jugadores, de
alto nivel, extranjeros de nombre que llegan a Guatemala a aportar su calidad y
experiencia, el arbitraje era responsable y serio. En conclusión, tal vez no se hacían las cosas
de manera consciente, pero al final del día se llevaba a cabo. No se tiene una
estructura definida para levantar el nivel de nuestro futbol. No se tiene una
planificación para que este deporte ofrezca un espectáculo de alta calidad a
los aficionados. Es por eso que el futbol ha perdido terreno frente a otras
disciplinas deportivas dentro del país, sino más lamentablemente frente a las
preferencias de los aficionados por buscar satisfacer su necesidad viendo
futbol extranjero.
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